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No podemos referirnos a una sociedad sin valores, ya que en toda cultura existen aunque sean jerarquizados de distinta manera.
No podemos tomar una postura reduccionista y negar la existencia de estos; mas bien tendríamos que preguntarnos cuáles son los valores que rigen a nuestra sociedad y hacia donde pretenden dirigirla.
Me parece muy acertada la manera en que le dio la vuelta a la tortilla y planteo la necesidad de educar en virtudes.
Por ejemplo en el terreno de la educación uno se enfrenta con individuos demasiado apáticos y agnósticos, acostumbrados a hacer las cosas con el menor esfuerzo posible e indiferentes ante cualquier actividad que implique razonamiento y deliberación. Es evidente que esto no es más que el reflejo del contexto axiológico particular en el que nos encontramos.
Frente a una sociedad que ha perdido el sentido de la dignidad personal y a preferido navegar en barco ajeno antes que hacerse conciente de su naturaleza, es necesario promover el fortalecimiento del entendimiento y la voluntad mediante una educación en hábitos operativos tanto en el especular, el obrar y el hacer.
No debemos olvidar que el fin del hombre es su plena realización tanto en el ámbito material como espiritual y para esto no sólo tiene que conocer lo que es la virtud, sino que tiene que saber como es que se hace y para que se hace un hombre virtuoso.
En la actualidad se ha dicho mucho sobre valores,se promueven campañas, como la del gobierno del Estado, para informar a la juventud sobre la realidad de los valores. Y, como bien señala usted, no se conocen con profundidad estos temas, talvés porque lo que se pretende es solucionar los problemas que aquejan a nuestra sociedad de la manera mas fácil e inmediata.
El pleno conocimiento de la naturaleza humana y la toma de compromiso con ella deben ser nuestros primeros pasos para llegar a la virtud.
Macintyre en su libro “tras la virtud” señala que en la misma definición de hombre está implícito lo que este debe ser; “un hombre virtuoso”.
No podemos tomar una postura reduccionista y negar la existencia de estos; mas bien tendríamos que preguntarnos cuáles son los valores que rigen a nuestra sociedad y hacia donde pretenden dirigirla.
Me parece muy acertada la manera en que le dio la vuelta a la tortilla y planteo la necesidad de educar en virtudes.
Por ejemplo en el terreno de la educación uno se enfrenta con individuos demasiado apáticos y agnósticos, acostumbrados a hacer las cosas con el menor esfuerzo posible e indiferentes ante cualquier actividad que implique razonamiento y deliberación. Es evidente que esto no es más que el reflejo del contexto axiológico particular en el que nos encontramos.
Frente a una sociedad que ha perdido el sentido de la dignidad personal y a preferido navegar en barco ajeno antes que hacerse conciente de su naturaleza, es necesario promover el fortalecimiento del entendimiento y la voluntad mediante una educación en hábitos operativos tanto en el especular, el obrar y el hacer.
No debemos olvidar que el fin del hombre es su plena realización tanto en el ámbito material como espiritual y para esto no sólo tiene que conocer lo que es la virtud, sino que tiene que saber como es que se hace y para que se hace un hombre virtuoso.
En la actualidad se ha dicho mucho sobre valores,se promueven campañas, como la del gobierno del Estado, para informar a la juventud sobre la realidad de los valores. Y, como bien señala usted, no se conocen con profundidad estos temas, talvés porque lo que se pretende es solucionar los problemas que aquejan a nuestra sociedad de la manera mas fácil e inmediata.
El pleno conocimiento de la naturaleza humana y la toma de compromiso con ella deben ser nuestros primeros pasos para llegar a la virtud.
Macintyre en su libro “tras la virtud” señala que en la misma definición de hombre está implícito lo que este debe ser; “un hombre virtuoso”.