Me convertí en antropólogo por pura casualidad, no porque me interesara la antropología, sino porque quería huir de la filosofía.
La lectura de Marx me arrebató tanto más cuanto que a través de este gran pensador me ponía por primera vez en contacto con la corriente filosófica que va de Kant a Hegel. Desde ese instante, este fervor nunca se vio contrariado y rara vez me pongo a desentrañar un problema de sociología o de etnología sin vivificar mi reflexión previamente con algunas páginas del 18 Brumario de Luis Bonaparte o de la Crítica de la economía política.
El marxismo, el psicoanálisis y la geología son mis tres grandes inspiradores.
La lectura de Marx me arrebató tanto más cuanto que a través de este gran pensador me ponía por primera vez en contacto con la corriente filosófica que va de Kant a Hegel. Desde ese instante, este fervor nunca se vio contrariado y rara vez me pongo a desentrañar un problema de sociología o de etnología sin vivificar mi reflexión previamente con algunas páginas del 18 Brumario de Luis Bonaparte o de la Crítica de la economía política.
El marxismo, el psicoanálisis y la geología son mis tres grandes inspiradores.