Desde la perspectiva de la filosofía, la razón es la habilidad en virtud de la cual el hombre no sólo logra reconocer conceptos sino también cuestionarlos. De esta forma, consigue establecer su coherencia o contradicción y puede inducir o deducir otros diferentes a los que ya conoce.
La razón apela a múltiples principios tautológicos (que se explican en sí mismos), como el principio de identidad (el cual evidencia que un concepto es ese mismo concepto), el principio de no contradicción (un mismo concepto no puede ser y no ser al mismo tiempo) y el principio del tercero excluido (entre el ser o no ser de un concepto, no hay posibilidades de situación intermedia).
Por otra parte, pueden mencionarse dos grandes tipos de razonamiento: el deductivo (opción que considera que la conclusión está implícita en las premisas) y el inductivo (variante que obtiene conclusiones generales de algo particular).
La razón apela a múltiples principios tautológicos (que se explican en sí mismos), como el principio de identidad (el cual evidencia que un concepto es ese mismo concepto), el principio de no contradicción (un mismo concepto no puede ser y no ser al mismo tiempo) y el principio del tercero excluido (entre el ser o no ser de un concepto, no hay posibilidades de situación intermedia).
Por otra parte, pueden mencionarse dos grandes tipos de razonamiento: el deductivo (opción que considera que la conclusión está implícita en las premisas) y el inductivo (variante que obtiene conclusiones generales de algo particular).