Como adelantáramos, las críticas intuicionistas a la posición naturalista
parten fundamentalmente de la discrepancia entre ambas respecto de la posibilidad
de traducir las oraciones éticas a términos no éticos . El postulado naturalista
afirma que el componente cognoscitivo del significado de un término
ético puede ser traducido a términos no éticos, no hay pues ningún tipo de enunciados
que sean específicamente éticos. Esto no significa que no haya verdaderos
principios morales para el naturalismo; los hay, pero previamente habrá que
determinar el significado cognoscitivo de la oración ética en cuestión. Habrá
que determinar por ejemplo cuando decimos “la pena de muerte es justa” cuál
es el significado cognoscitivo de esa oración ética y, sobre la base de ello podremos
determinar la verdad o falsedad de ese enunciado .
Las dificultades que presenta la tesis naturalista son acertadamente señaladas
por Moore , quien puso de relieve el carácter indefinible de los términos
éticos y la imposibilidad de representar su significado con palabras no éticas,
señalando, asimismo, el carácter simple y no analizable de éstos y proponiendo
el reemplazo de una definición verbal por una ostensiva .
En su referencia a lo que llamó “la falacia naturalista” Moore señala que
según la Ley de Hume no hay relación analítica entre enunciados exclusivamente
normativos y enunciados no normativos; por lo tanto, tampoco hay equivalencias
analíticas entre los términos correspondientes, en contra de lo que
afirma la tesis naturalista.
Los principales argumentos sostenidos por Moore en Principia Ethica
(Cambridge, 1903) permitieron poner en el centro de la crítica al naturalismo
ético y resultaron determinantes a la hora de negar toda posibilidad de existencia
a una ética naturalista por descansar ésta precisamente en una falacia. No
obstante haber tenido una pacífica aceptación en los círculos filosóficos hasta
1939 (año en que Frankena escribe “The Naturalistic Fallacy”, un artículo que
examinó más críticamente la tesis de Moore), la noción de “falacia naturalista”
resulta a poco de analizarla bastante más compleja de lo que se presenta pues
el mismo Moore da versiones variadas de su contenido que comprenden hasta
un análisis de la ocurrencia de la falacia en la obra de Mill, Utilitarismo :
“Mill —afirma Moore— ha efectuado el uso más ingenuo y burdo de la falacia
naturalista que cualquiera pudiera desear. “Bueno”, nos dice, significa “deseable”
y sólo podemos descubrir qué es deseable tratando de descubrir que es lo
realmente deseado” .
Ya hemos señalado que la brecha que separa a naturalistas de intuicionistas
está dada por su desacuerdo frente a la posibilidad de traducir los términos
éticos a los no éticos; la respuesta naturalista resuelve en apariencia el problema
de la verificación empírica, aun cuando esta respuesta sea frágil y relativa
para los no naturalistas y para los no descriptivas.
Pero esta cuestión, la de la verificación empírica, es especialmente compleja
para el intuicionismo: las condiciones de verdad de los enunciados morales
consisten para esta teoría en la posesión de propiedades sui generis especí-
ficamente morales que no pueden ser de definidas sin introducir algún término
moral en el definiens ; en tal sentido, la tarea de especificar esas condiciones
es un desafío, pues, como no naturalista, el intuicionista no puede recurrir a términos
no morales. ¿Cómo va a sostener entonces el intuicionismo que tal o cual
acción es correcta o incorrecta, buena o mala, justa o injusta?, apelando a alguna
facultad del observador o investigador que podemos llamar “intuición” y
que permite captar que determinados actos son buenos, justos o correctos . La
“intuición” permitiría, entonces, conocer la verdad de uno o más principios
fundamentales, será posible intuir la presencia de una propiedad, lo bueno, que
ningún método empírico puede revelar y, según señala Hospers , lo que no
LECCIONES Y ENSAYOS
______Para una lectura crítica de la falacia naturalista, ver RABOSSI, Eduardo A., “La falacia naturalista:
algunas notas críticas”, Revista Jurídica Buenos Aires, 1961-201 a 214.
______Conf. MOORE, . E., Principia Ethica, Cambridge University Press, 1903, Cambridge, cit. por
RABOSSI, Eduardo A., “La falacia naturalista...”, cit.
______Conf. HARE, Ordenando la ética, cit.
______Una facultad de este tipo también resulta dudosa para quien pretende una argumentación racional
en torno a los juicios éticos; volveré sobre estas dificultades al analizar las críticas formuladas en
tal sentido desde el no descriptivismo.
______Conf. HOSPERS, ., Introducción..., cit., este autor examina las dificultades metodológicas que
plantea el conocimiento por intuición partiendo del conflicto que se presenta cuando hay diferentes “in-
podemos percibir con el ojo físico el intuicionismo lo captará con el ojo interior
de la intuición, ya que esta propiedad de “bondad” no puede ser detectada empíricamente
por su carácter metafísico.
Desde el punto de vista metodológico y de la verificación empírica, la respuesta
intuicionista deberá defenderse de embates de diversa naturaleza que
parten desde la primera inquietud que puede surgir al observador que, teniendo
frente a sí intuiciones muy diversas frente a lo que las sociedades, un grupo humano
determinado o varios individuos considerados aisladamente consideran
correcto, justo o bueno, no puede menos que poner en tela de juicio si esas intuiciones
diferentes pueden coexistir y mantener algún grado de verdad que las
haga aptas para un debate moral racional.
parten fundamentalmente de la discrepancia entre ambas respecto de la posibilidad
de traducir las oraciones éticas a términos no éticos . El postulado naturalista
afirma que el componente cognoscitivo del significado de un término
ético puede ser traducido a términos no éticos, no hay pues ningún tipo de enunciados
que sean específicamente éticos. Esto no significa que no haya verdaderos
principios morales para el naturalismo; los hay, pero previamente habrá que
determinar el significado cognoscitivo de la oración ética en cuestión. Habrá
que determinar por ejemplo cuando decimos “la pena de muerte es justa” cuál
es el significado cognoscitivo de esa oración ética y, sobre la base de ello podremos
determinar la verdad o falsedad de ese enunciado .
Las dificultades que presenta la tesis naturalista son acertadamente señaladas
por Moore , quien puso de relieve el carácter indefinible de los términos
éticos y la imposibilidad de representar su significado con palabras no éticas,
señalando, asimismo, el carácter simple y no analizable de éstos y proponiendo
el reemplazo de una definición verbal por una ostensiva .
En su referencia a lo que llamó “la falacia naturalista” Moore señala que
según la Ley de Hume no hay relación analítica entre enunciados exclusivamente
normativos y enunciados no normativos; por lo tanto, tampoco hay equivalencias
analíticas entre los términos correspondientes, en contra de lo que
afirma la tesis naturalista.
Los principales argumentos sostenidos por Moore en Principia Ethica
(Cambridge, 1903) permitieron poner en el centro de la crítica al naturalismo
ético y resultaron determinantes a la hora de negar toda posibilidad de existencia
a una ética naturalista por descansar ésta precisamente en una falacia. No
obstante haber tenido una pacífica aceptación en los círculos filosóficos hasta
1939 (año en que Frankena escribe “The Naturalistic Fallacy”, un artículo que
examinó más críticamente la tesis de Moore), la noción de “falacia naturalista”
resulta a poco de analizarla bastante más compleja de lo que se presenta pues
el mismo Moore da versiones variadas de su contenido que comprenden hasta
un análisis de la ocurrencia de la falacia en la obra de Mill, Utilitarismo :
“Mill —afirma Moore— ha efectuado el uso más ingenuo y burdo de la falacia
naturalista que cualquiera pudiera desear. “Bueno”, nos dice, significa “deseable”
y sólo podemos descubrir qué es deseable tratando de descubrir que es lo
realmente deseado” .
Ya hemos señalado que la brecha que separa a naturalistas de intuicionistas
está dada por su desacuerdo frente a la posibilidad de traducir los términos
éticos a los no éticos; la respuesta naturalista resuelve en apariencia el problema
de la verificación empírica, aun cuando esta respuesta sea frágil y relativa
para los no naturalistas y para los no descriptivas.
Pero esta cuestión, la de la verificación empírica, es especialmente compleja
para el intuicionismo: las condiciones de verdad de los enunciados morales
consisten para esta teoría en la posesión de propiedades sui generis especí-
ficamente morales que no pueden ser de definidas sin introducir algún término
moral en el definiens ; en tal sentido, la tarea de especificar esas condiciones
es un desafío, pues, como no naturalista, el intuicionista no puede recurrir a términos
no morales. ¿Cómo va a sostener entonces el intuicionismo que tal o cual
acción es correcta o incorrecta, buena o mala, justa o injusta?, apelando a alguna
facultad del observador o investigador que podemos llamar “intuición” y
que permite captar que determinados actos son buenos, justos o correctos . La
“intuición” permitiría, entonces, conocer la verdad de uno o más principios
fundamentales, será posible intuir la presencia de una propiedad, lo bueno, que
ningún método empírico puede revelar y, según señala Hospers , lo que no
LECCIONES Y ENSAYOS
______Para una lectura crítica de la falacia naturalista, ver RABOSSI, Eduardo A., “La falacia naturalista:
algunas notas críticas”, Revista Jurídica Buenos Aires, 1961-201 a 214.
______Conf. MOORE, . E., Principia Ethica, Cambridge University Press, 1903, Cambridge, cit. por
RABOSSI, Eduardo A., “La falacia naturalista...”, cit.
______Conf. HARE, Ordenando la ética, cit.
______Una facultad de este tipo también resulta dudosa para quien pretende una argumentación racional
en torno a los juicios éticos; volveré sobre estas dificultades al analizar las críticas formuladas en
tal sentido desde el no descriptivismo.
______Conf. HOSPERS, ., Introducción..., cit., este autor examina las dificultades metodológicas que
plantea el conocimiento por intuición partiendo del conflicto que se presenta cuando hay diferentes “in-
podemos percibir con el ojo físico el intuicionismo lo captará con el ojo interior
de la intuición, ya que esta propiedad de “bondad” no puede ser detectada empíricamente
por su carácter metafísico.
Desde el punto de vista metodológico y de la verificación empírica, la respuesta
intuicionista deberá defenderse de embates de diversa naturaleza que
parten desde la primera inquietud que puede surgir al observador que, teniendo
frente a sí intuiciones muy diversas frente a lo que las sociedades, un grupo humano
determinado o varios individuos considerados aisladamente consideran
correcto, justo o bueno, no puede menos que poner en tela de juicio si esas intuiciones
diferentes pueden coexistir y mantener algún grado de verdad que las
haga aptas para un debate moral racional.