FILOSOFIA Y LOGICA UPT
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Se puede engañar a todo un pueblo durante algun tiempo. Se puede engañar a una parte del pueblo durante todo el tiempo. Pero, lo que no es posible hacer, es engañar a todo el pueblo todo el tiempo...


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LA EDUCACION Y SU SIGNIFICADO VALORATIVO EN LA ESENCIA DEL HOMBRE

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PIAGET



Si hablamos de la educación y su significado valorativo en la esencia del hombre, no es para darle un enfoque axiológico, sino más bien, para otorgarle a la educación la trascendencia que con lleva al ser humano, consideraremos, pues, a la educación y su significado valorativo desde un enfoque teleológico, es decir, desde su finalidad.

Es necesario recurrir a Aristóteles para que nos enseñe el fundamento de esa finalidad, pues como señala: en el plano individual, el fin de la educación es la felicidad del educando y en el plano social, la formación de buenos ciudadanos; y continúa Aristóteles, “¿Hay nadie que quiera emprender nada sin proponer llegar a un término? Esto solo le ocurriría a un insensato. El hombre racional obra siempre en vista de alguna cosa, y esta mira en un fin, porque el objeto que se propone es un fin” (Aristoteles, 2007, pág. 40) y no solo eso, sino que puntualiza que el fin supremo, es el bien, y de modo categórico, que identifica ambos conceptos: “el bien supremo que buscamos, es pues, el que constituye un fin último y completo; este fin último y completo es el bien y hablando en términos generales; el fin es el bien” (Aristoteles M. a., 2008, pág. 9).

Pero podemos preguntarnos ¿Cómo llegar a esa felicidad a través de la educación? Aristóteles nos proporcionan una receta educativa para llegar a ese fin, a la felicidad, pues señala que “las cosas se aprenden haciéndolas, pero deningún modo que el hacer por si sola tenga ninguna virtud educativa, por eso la importancia de la práctica de las virtudes tanto intelectuales, que se adquieren con las enseñanzas , como de las morales que se adquieren con los hábitos, pero estas virtudes no existen en nosotros por la sola acción de la naturaleza, ni tampoco contra las leyes mismas, sino que la naturaleza nos ha hecho susceptibles de ellas y el hábito es el que las desenvuelve y las perfecciona en nosotros” (Aristoteles, 1972, pág. 185). En otra palabras, para Aristóteles, “el fin de la educación no puede ser otro que la consecución de la felicidad mediante la perfección virtuosa”, (Fermoso, 1997, pág. 203) pero más que nada, eudemonista.
Para la filosofía perenne, el fin de la educación es su causa final, ya que el hombre es un ser religado, de aquí que el fin último de la educación, sea la posesión del Ser Supremo o bienaventuranza, que es una formula eudemonista cristiana o felicidad.

Rufino Blanco señala que “desde luego, el fin de la educación debe ser congruente con el fin de la vida del hombre y de su naturaleza. Admitir la posibilidad de un fin de la educación distinto o contrario al fin natural del hombre seria un absurdo o por lo menos, un contrasentido” (Fermoso, 1997, pág. 210)
Existen una gran cantidad de teorías sobre el fin de la educación, unas finalistas, otras anti finalistas, algunas inmanentistas otras existencialistas, pero no cabe la menor duda que cuando se habla de educación, esta va envuelta o está relacionada íntimamente con un fin, cual quiera que sea éste, pero debemos tener muy presente que la educación vive, es decir, es parte de la existencia del hombre.

Es interesante recordar, con los siguientes ejemplos, a través de las diferentes culturas, cual fue la finalidad en la educación: “en China, con la educación se buscaba preparar

funcionarios y hombres asemejados al mandarín que era el prototipo humano; los griegos, con su ideal humano armónico y equilibrado convierten a la educación en gimnasia o música; los romanos preparaban ciudadano; el Medievo cristiano hizo al hombre asceta, porque predicaron que el hombre es un ser peregrino hacia el cielo; el renacimiento cortesanos, porque los palacios sustituyeron al cenobio y a las catedrales; los franceses cartesianos; los ingleses gentleman; los norteamericanos, demócratas.” (Fermoso, 1997, pág. 211)

Y en la actualidad ¿Cuál será la finalidad de la educación? Para responder a esta pregunta nos remontamos a la tendencia que la UNESCO, a nivel mundial, pretende o ha implementado en cuanto darle cierta finalidad a la educación, pues señala, que “las sociedades necesitan una educación que reflejando las transformaciones económicas y sociales les permitan adaptarse funcionalmente al movimiento de la historia” (Caponnetto, pág. 129). Podemos preguntarnos, entonces, ¿El hombre, en su esencia, es un ser económico; social e histórico? Como respuesta anticipada podemos decir que El hombre es más que esto.

En México se menciona que los grandes problemas que aquejan al país son la corrupción, la delincuencia, la economía, la política, etc. ¿Será cierto que estos son los graves problemas que afectan a la nación y que le impiden el desarrollo? La respuesta es un rotundo NO, porque estos problemas son efectos, y todo efecto tiene una causa. ¿Cuál o cuáles son, entonces, las causas de estos grandes problemas? Llanamente es por la finalidad que se la ha dada a la educación, no por la falta de educación, pues la instituciones que son el eje principal de cualquier sociedad, familia y Estado aun persisten y siguen educando, pero sin una orientación adecuada. Además, el estado, desde hace mucho tiempo abandonó su función de fortalecer a la familia, eso la ha debilitado y la ha vuelto vulnerables.

Si bien es cierto que los hijos son de la patria, no lo es menos que la patria se compone de familias (no solo de individuos) y que, cuando se las debilita o se las destruye tenemos como resultado los grandes problemas sociales que hoy vivimos, lo que representa un funesto golpe a la patria.

El Estado, organismo de suyo jurídico, no puede, ni debe suplir las aptitudes naturales de la familia en el terreno de la educación. ¿Qué queremos con la educación, quitarle al hombre su esencia y despojarlo del vínculo natural que lo liga con la familia y con el estado? Si hacemos eso la existencia del hombre simple y sencillamente se convertirá en un caos.

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